Esta receta es de tía Carmen, que vivió buena parte de su vida en Lisboa.
Precalentar es un verbo que solo sirve para el horno, para los agitadores políticos y para los que trabajan en la condición humana más genital. Aquí estamos en primavera, un buen momento para la llegada del pájaro, para la arenga revolucionaria y para tener sexo en el aire. Precalienta horno, precalienta discurso, precalienta hormonas y todo con sal y laurel y tuéstate vuelta y vuelta. Las patatas tipo París son el grupo de coreutas griegos que cantan la tragedia del pájaro que somos.
Esta receta es de tía Carmen, que vivió buena parte de su vida en Lisboa. Era muy paciente y tenía una gran mano con la cocina; de ella aprendimos bastantes platos de la gastronomía portuguesa como el famoso caldo verde o la “sopa de judías oscuras” que se hacía con feijão encarnado y nabos. Todavía recuerdo las visitas al mercado que había cerca de su casa en Olivais Sul, una explosión de verduras, muchas de ellas desconocidas entonces para nosotros. Todavía hoy los mercados portugueses conservan esa autenticidad de quien sigue labrando de la tierra y no ha sucumbido a los invernaderos.
Ingredientes
4 dientes de ajo
1 cucharadita de sal gruesa
1 cucharadita de pimentón dulce
2 hojas de laurel
30 g de mantequilla
200 ml de vino blanco seco
1 pollo campero de 1,200 k de peso
2 botes de patatas enteras tipo París
1 · Precalentar el horno 200º. Majar en el mortero 4 dientes de ajo, 1 cucharadita de sal gruesa, 1 cucharadita de pimentón dulce y 2 hojas de laurel troceadas con las manos hasta obtener una pasta. Derretir 30 g de mantequilla en una sartén sin que llegue a freír y añadir al mortero. Mezclar bien.
2 · Poner el pollo en una fuente de horno y untar bien con la mezcla anterior. Incorporar las patatas alrededor del pollo e introducir en el horno durante 1 hora aproximadamente (el tiempo dependerá del tamaño del pollo). A media cocción (a la media hora) regar con el vaso de vino blanco.