¡Un bocata, por favor!

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Se concede la paternidad del sándwich o bocata Reuben Kulakofsky

Dice la tradición que John Montagu, cuarto conde de Sandwich con una reputación un tanto ludópata, se encontraba en plena partida de póker cuando el hambre le nubló el juicio. Con los ojos inyectados en sangre (imaginamos, porque se dice que las partidas que organizaba el señor Montagu eran interminables y que esta, en concreto, había empezado hacía más de veinticuatro horas), llamó a su cocinero para que le preparara algo de comer. Desconocemos si fue petición del aristócrata o una idea ingeniosa de su cocinero, pero la comida que le trajo, compuesta de dos rebanadas de pan entre las cuales colocó carne fría y queso, resultó ideal para consumirlo con las manos sin manchárselas y, más importante aún, sin interrumpir la partida. 

El hecho de que en la actualidad sea común pedir un sándwich nos responde a la pregunta de si esta idea prosperó. Y tanto es así, que la historia se repite si atendemos a una leyenda parecida, en la que se concede la paternidad del sándwich reuben a Reuben Kulakofsky, un comerciante lituano que participaba en partidas de póker y se le ocurrió pedir corned beef, chucrut, russian dressing y queso suizo entre dos rebanadas de pan de centeno. Si os lo estábais preguntando, sí que hubo muchas personas que antes de John Montagu se atrevieron a colocar una vianda entre dos trozos de pan, pero la popularidad del conde hizo que de cierta manera «patentara» la idea con su nombre.

Más de dos siglos nos separan hoy de este bocado que ya forma parte de la historia gastronómica de la humanidad. Pero el origen aristocrático de esta palabra difiere mucho de nuestro autóctono bocadillo. En su origen, a mediados del siglo XVIII, «bocadillo» definía al alimento que solían consumir los trabajadores del campo hacia las diez de la mañana. A principios del siglo XX, aunque el término se mantuvo en el ámbito agrario, empezó a referirse a un panecillo relleno, principalmente, con una loncha de jamón untada de manteca de vaca. El caso es que el sándwich se diferenció desde el principio del bocadillo, quizá porque el bocadillo siempre se ha vinculado a un pan más tosco y rural, y no tan blanco como el que consumiría Montagu en sus partidas. Más adelante, cuando en los años 50 desembarcó en España el pan de molde,  «sándwich» pasó a definir al alimento elaborado con ese tipo de pan. Y para terminar nuestra incursión filológica, recordemos que en lengua castellana también tenemos el término «emparedado», que en España se utiliza como sinónimo de sándwich.

No hay mejor manera de terminar que nombrando al gran humorista gráfico Forges, quien inventó para todos los hispanohablantes unos neologismos más que aceptados, entre los cuales se encuentra «bocata» (receta: acorta  bocadillo y añádele el sufijo -ata). Una palabra que figura en el diccionario desde 1983, que escuchamos en el día a día y que ya es hasta más popular, me atrevería a decir, que su pariente «bocadillo».

Por Aurelia Duchemin.

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