Brownie Wise: la mujer que popularizó el táper en los años 50

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Fue en el año 1946, en plena posguerra, cuando el estadounidense Earl Tupper inventó el Tupperware 

“Ahora el sol quemaba sin piedad, sin que nadie pudiera negarlo. Incidían sus rayos en la dura arena, y las rocas se habían convertido en hornos de rojo ardor. Buscaba en todos los estanques, y atrapaba al pececillo escondido en la grieta, y ponía de relieve la enmohecida rueda del carro, el blanco hueso, o la bota sin cordones, negra como el hierro, en la arena. A todo daba su medida exacta de calor, a las dunas sus innumerables destellos, a los céspedes su fulgente verde, o caía en la aridez del desierto, aquí surcado por el azote del viento, aquí transformado en desolado pedregal, aquí salpicado por el átomo verde oscuro de los árboles de la jungla«.

Virginia Woolf escribía este fragmento en 1931 en su libro Las Olas. Ahora imaginemos a la autora británica de vacaciones en una playa maravillosa del sur de Europa, azotada por el sol abrasador y una ligera brisa marina. Es mediodía y su estómago ruge mientras se arrepiente por no haber llevado nada para comer. “Sin comida no hay siesta”, lamenta Woolf. ¿Qué se habría preparado si hubiera tenido tiempo? ¿Habría sido un bocadillo? ¿Una ensalada? ¿Unas milanesas? Posiblemente se habría decantado por algo sencillo, exento de recipiente y cubiertos para no tener que lidiar con una situación engorrosa porque, aunque no demos crédito, el táper -término aceptado por la RAE en 2017- aún no se había creado.

Fue en el año 1946, en plena posguerra, cuando el estadounidense Earl Tupper inventó el Tupperware, un recipiente de plástico con cierre hermético -inspirado en las tapas de los botes de pintura- que permitía expulsar el aire y, por lo tanto, aumentaba el tiempo de conservación de los alimentos. A pesar de su naturaleza innovadora y su reputación actual, los primeros años en el mercado no obtuvo el reconocimiento esperado debido a las dificultades que encontró el público para su correcta utilización en lo relativo a la expulsión del aire.

Como solución a esta problemática, iniciaron el plan de venta por demostración implementado por Brownie Wise a comienzos de los años 50 que consistía en reuniones de mujeres, las Party Tupperware, donde se recibía a la vendedora en los hogares para conocer los productos y las novedades del catálogo. Wise fue la mujer responsable de la cultura corporativa y estructura comercial de la marca, motivando a muchas mujeres a trabajar como vendedoras asociadas y a generar sus propios ingresos, defendiendo la liberación de la mujer en un contexto en que sus labores eran reducidas al hogar y la crianza. En la década de los 60 fue despedida y su desempeño empresarial es apenas reconocido en la historia de la marca a pesar de haber sido determinante en su éxito. 

Virginia Woolf no pudo utilizar este recipiente, en cambio nosotros sí que podemos agradecer a la señorita Wise el harén de “tápers” de marca blanca que tenemos en nuestra cocina y en paraderos desconocidos junto a calcetines y bolígrafos perdidos. Podemos hacer ensaladas de pasta -caballo ganador cuando se trata de comida playera- dignas del verano que no se limiten al aburrido trío del tomate-atún-queso e ir más allá jugando con la incorporación de verduras asadas, hierbas frescas, rúcula, frutos secos, rabanitos, pepino, una vinagreta cítrica o frutas como el melocotón o el albaricoque. Atrévete-te-te!. Y no olvides la silla, la sombrilla, el libro, las palas y lo más importante: la neverita. 

Por Carmen Badía

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