La fiesta gastronómica es ahora

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Cada persona es un poco parte de un lugar, parte de una cultura, parte de una gastronomía heredada de abuelos que paseaban la misma nariz por lugares domesticados a los que llamamos “hogar”.

Cada país tiene sus costumbres, su afianzarse en los edificios, en las lentejas, en los pucheros, su propia mezcla de azúcar y mantequilla. Hoy queremos hacer un homenaje a lugares diferentes en las fiestas Navidad, no todos tienen las mismas religiones, ni el mismo clima, no todos ven nevadas sus cumbres ni creen que naciera un niño el 25 de diciembre. Lo que une de verdad al ser humano, no es tanto su creencia como el amor por el rito, por la liturgia. Nos encanta reunirnos para celebrar lo que sea, ya pagano, ya religioso, para celebrar el hecho de estar vivísimos y juntos. La sociedad marca sus modas y sus costumbres, echemos un vistazo a nuestro entorno como un pequeño atlas gastronómico y démosle un homenaje a las fiestas de finales de diciembre.

En Grecia también se piensa en la suerte para el año que entra y ponen sus mesas “bizantinas” en cuanto a recargadas, “ortodoxas” en cuanto a variedad: podemos encontrar el melomakárona (un bizcocho elaborado a base de miel, naranja y nueces) o los kurabiedes (una especie de polvorones, encontrareis la receta en Souvenir – Pasteles, viajes y recuerdos.). También, encontramos la vasilópita, la tarta de San Basilio, nuestro roscón pero en año nuevo, con harina, azúcar, mantequilla, leche, huevos y cáscara de naranja, con una pequeña moneda escondida en su interior. Al inicio, la tradición era esconder una libra en oro o plata. Nos basta ahora con 1 euro con la que está cayendo. 

La palabra smorgasbord  en Suecia significa “mesa de canapés”. Aquí los suecos son muy perfeccionistas y dedican el tiempo que sea necesario a las recetas: curan jamones, ahuman arenques o desalan bacalao. Tanto en Suecia como en Noruega, tenemos el lutfisk, pescado blanco que se seca al aire y se desala en sosa cáustica (en Suecia suele consistir en “abadejo” y en Noruega en “fletán”). También elaboran el algkorv, unas salchichas de carne de alce y ahuman las angulas. En Julafton, fiesta de Nochebuena, podemos comer todo esto junto al clásico jamón asado y el gravlax, que no es más que salmón crudo curado en sal y azúcar. Además se cocinan unos bollos especiales llamados lussebulle que sirven de acompañamiento a todos los platos y que están deliciosos.

Cenone llaman en Italia al menú de la Nochebuena y tiene sus reglas, la principal es comer exclusivamente pescado. En la comida de Navidad, el plato estrella es, sin duda, la pasta al horno: un timbal de pasta con salsa de tomate, carne, trocitos de mozzarella y parmigiano. En estas celebraciones también elaboran un plato de carne llamado arrosto, la carne asada y el rosbif y el día de fin de año las lentejas no pueden faltar en cualquier mesa italiana. Los postres son para volverse loca de elección: el pandoro veronés con vainilla y azúcar, las bolitas de miel struffoli, o el panettone.

En la Navidad teutona, se ha puesto muy de moda la carpa, especialmente en las regiones del norte de Alemania, pero según sea la región la preparación cambia; en el sur de Alemania se comen trozos de carpa rebozados con ensalada de patata y en el  norte se cuece el pescado entero de una manera especial (karpfen blau) y se acompaña con salzkartoffeln (patatas cocidas). Sin embargo, en las ciudades del sur, la cena consiste en un ganso, o un asado con repollo, manzanas rellenas con mermelada y unas albóndigas de patatas como comida típica. Después del banquete, una copita de aguardiente de cerezas kirsch, para la digestión. También los dulces son primordiales  en la gastronomía navideña alemana, así que la pasta dulce y el pan de Navidad (christstollen) son los más buscados en los mercados de las ciudades. Otros dulces típicos son los pasteles dulces: plätzchen (galletas), los lebkuchen (panecillos de especias), el früchtebrot (pan de frutas) o el christstollen (bollo de Navidad). Estas exquisiteces se comen no solo en Alemania sino también en muchos países del norte de Europa.

En el mundo turco, a finales de año, se preparan los mezes (tapas turcas) de todo tipo como: berenjenas, tomates, garbanzos, pepinos, queso, pimientos, aceitunas, marisco, etc. Los mezes se sirven como una gran comida y se sirven en dos grupos, primero los platos fríos y después los platos calientes y se acompañan con raki, el tipo aguardiente turco. Además de estas tapas, el pavo con arroz al estilo árabe son los protagonistas.

Las fiestas navideñas en Brasil van acompañadas por bolhinos de bacalhau (bolas de bacalao), que son parecidas a las croquetas. Como plato principal, nuevamente el protagonista es el pavo relleno de frutos secos y frutas. La moqueca brasileña, un estofado con bacalao y de postre las rabanadas.

En la cena de nochebuena mexicana, seguramente encontrarás un ponche, una infusión de muchas frutas que puede incluir alcohol. Para cenar, el plato más común es el guajolote (pavo), que preparan relleno con carne de cerdo, verdura, frutas y especias. También puedes comer bacalao estofado con verduras. Otras comidas típicas navideñas en México son los romeritos, el champurrado y el atole de guayaba.

En realidad, esto ha sido solo una pequeña muestra de la infinita celebración en torno a una fecha. Este año, cuando estés cenando en Nochebuena, Navidad o en Fin de Año piensa ecuménicamente, piensa urbi et orbi, piensa que en cada rincón del mundo hay alguien levantando un raki, un ponche mexicano, un kirsch, un cava, un té, un vino italiano para celebrar con otros la proximidad caliente, la proeza de estar vivos y la certeza de saber que, como humanos, toda celebración es divina.

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