Historia menuda y filosofía barata de pan con chorizo

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El pan, el sustento más sólido que existe

En un museo de Suiza se conserva intacto el pan más antiguo del mundo conocido como la «torta de Corcelles» del año 2800 a. de C, es la época de los palafitos construidos sobre humedales del norte de Europa. Esta torta es ideal para un salmorejo con pan de ayer. Y es que al final llegamos tarde a los inventos del pasado, ahora amasamos como hace siglos y tenemos que aprender de cero porque los talleres ya no existen. Los que veneraban a Ceres, diosa de la agricultura romana, por ejemplo, no solo le dieron el nombre cereal a las gramíneas que ya conocemos sino que llegaron a tener unas 320 panaderías donde se hacía pan de tantas formas que hoy triunfarían en cualquier calle de la megaurbe. Y es que no sabemos nada desde la catástrofe de la baguette industrial.

Se sabe que el pan de centeno (pan negro), que era muy consumido en la Edad Media, estaba muchas veces contaminado por el cornezuelo (una enfermedad de este cereal) y que provocaba una enfermedad llamada Fuego de San Antonio con alucinaciones, psicosis, manías. Si revisamos la dieta en España en el siglo XVI (un siglo que contaba con un místico por cada tres personas) se consumía mucho pan de centeno, ¿no serían las visiones místicas de la época un atracarse de cornezuelo? El pan de centeno vuelve a nuestras vidas, hay que intentar probarlo a ver qué pasa, a ver si vamos por fin por el camino de perfección, a ver si así nos salen los demonios, a ver si así el misticismo nos devuelve el cuerpo al cosmos.

El pan es, démosle gracias, el sustento más sólido que existe, con chorizo ya es como para dar un paseo espacial y ver al demiurgo ahí, al fondo a la derecha, donde empieza una a contemplar la belleza, donde la verdad se da de puro Cantimpalos, donde las cosas pequeñas empiezan con un montadito, a lo Descartes; porque Descartes atacaría un pan de hogaza en pellizcos menudos. Cuánta verdad es un pan, cuánta certeza nos da, qué solidez con el uno mismo. Vamos allá donde dejamos las migas y sentados al sol en la piedra, hogaza en mano, chorizo en la diestra, igual encontramos las razones apoteósicas de estar de pie en este mundo. No hay más razón de estar sobre la piedra con pan y chorizo y admirar la pura maravilla.

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