Suave, dorado y lleno de mantequilla. La receta clásica de Daniel Lindeberg, adaptada con precisión para tu cocina.
Pocas masas representan tan bien la elegancia de la bollería francesa como el brioche. Con su miga ligera, sedosa y un perfume inconfundible a mantequilla, este pan dulce se mueve entre dos mundos: el del panadero y el del pastelero.
Nacido en Normandía, tierra generosa en mantequilla, el brioche ha viajado por toda Francia —y el mundo—, transformándose en infinitas versiones: trenzado, en corona, relleno, con frutas, en hamburguesas gourmet o en tostadas francesas.
Su encanto radica en la sencillez: harina, huevos, leche, azúcar y mucha mantequilla. Pero también en la paciencia, porque su textura única solo se consigue con un amasado largo y un reposo en frío.
A continuación te dejamos una versión ajustada a 1 kilo de masa, ideal para disfrutar en casa sin tener que amasar cantidades industriales.

Ingredientes
140 ml de leche entera
470 g de harina de fuerza
65 g de azúcar blanco
3 huevos M
23 g de levadura fresca
9 g de sal
152 g de mantequilla salada, a temperatura ambiente, en dados
Si usas mantequilla sin sal, añade 1–2 g más de sal.
Elaboración
Amasado inicial
En el cuenco de la amasadora, mezcla todos los ingredientes salvo la mantequilla. Amasa con el gancho a velocidad baja durante 5 minutos.
Desarrollo del gluten + incorporación de mantequilla
Sube a velocidad media y amasa 5 minutos más, hasta que la masa se haya cohesionado y el gluten esté bien desarrollado.
Añade la mantequilla en tres tandas: incorpora 1/3 y amasa 3 minutos; añade otro 1/3 y amasa 3 minutos más; termina con el último 1/3, amasando otros 3 minutos, hasta que la masa esté lisa, elástica y brillante.
Levadura en frío (overnight)
Saca la masa de la amasadora y colócala en un recipiente al menos tres veces más grande. Cubre con film transparente y deja reposar en el frigorífico toda la noche para que leve lentamente.
Consejos:
• Esta masa es especialmente suave y pegajosa debido a toda la mantequilla que contiene. Si se deja reposar la masa en el frigorífico durante la noche, estará más fría, más estable y mucho más fácil de manejar.
• Evita añadir harina extra; trabaja con reposos y un amasado paciente.
• Tras el reposo en frío, forma y deja levar al doble de volumen antes de hornear.




