Este dulce es una declaración de amor con permiso de la academia.
Él le dijo a ella -¡qué hermosa abertura anterior del tubo digestivo tienes!- y ella le respondió -para tocar u oprimir con un movimiento de labios a algo o alguien- él añadió- ¡y qué cuerpos duros engastados en las mandíbulas más relucientes tienes!- y ella apremió -para masticar y deglutir un alimento sólido mejor- él urgió- ¡y qué extremidades inferiores de las personas más excesivo tienes! – y ella, cansada pero irónica le replicó- del latín curare, para andar rápidamente y con tanto impulso que, entre un paso y el siguiente, los pies quedan por un momento en el aire. Cuando llegó la tarta, ella ya no estaba.
Marco Vulpiani se convirtió en un invitado de Col&Col de la forma más inesperada: vino de visita y cuando se puso a cocinar, el mundo se abrió rotundamente. Marco es el tipo que con la misma delicadeza absoluta trata al piñón y manufactura la pasta; el ingrediente es igual de importante que su elaboración. Este postre te demuestra definitivamente que lo casero tiene un sabor diferente, una sutileza, una dimensión que está justificada fuera de los convencionalismos políticamente correctos de los productos naturales. La receta no es sencilla, hay que poner esa cara de concentración mientras se hace, no tenéis entre las manos cualquier cosa. Si sale bien, es un viaje en el tiempo.
Ingredientes
½ naranja con cáscara
1 zanahoria pequeña
200 g de azúcar
150 g mantequilla
3 huevos
340 g de harina
15 g de levadura de repostería
Una pizca de sal
Almendras picadas (opcional)
Crema pastelera
1 · Cortar 2 vainas de vainilla a lo largo y con la ayuda de un cuchillo extraer, reservando, las semillas de su interior. Verter 400 ml. de leche en un cazo mediano, calentar a fuego suave e incorporar las dos vainas de vainilla junto con las semillas.
2 · En un recipiente amplio, combinar 4 yemas con 100 gramos de azúcar hasta obtener una mezcla esponjosa y homogénea; agregar 40 gramos de harina tamizada y seguir removiendo. Comprobar que la leche esté caliente pero no hirviendo y verter la mezcla. Seguir cocinando y remover continuamente y con regularidad siempre hacia el mismo lado hasta que espese (unos diez minutos).
3 · Una vez alcanzada la densidad deseada dejar enfriar a temperatura ambiente. Pasar a un táper, envolver con film transparente y reservar en la nevera.
Pasta frola
4 · Tamizar 300 gramos de harina sobre una superficie para amasar. Cortar 120 gramos mantequilla en cubitos no demasiado grandes y mezclar con la harina hasta obtener una masa. Agregar 150 gramos de azúcar -preferiblemente azúcar glas- y formar un pequeño volcán.
5 · Agregar 1 huevo entero, una yema, un poco de ralladura de limón y una pizca de sal. Amasar y, si necesario, añadir harina hasta obtener una masa sólida y moldeable pero no demasiado blanda. Envolver la masa en film transparente y dejarla reposar en la nevera durante media hora. A continuación, colocar la masa entre dos trozos de papel film y estirar con un rodillo.
6 · Crear unos círculos de pasta frola del tamaño del molde o moldes que se vayan a usar (nosotros lo hicimos en porciones individuales), untar de man · . Verter con una manga la crema pastelera aromatizada con limón y cerrar la tartaleta con otra capa de pasta frola, realizar pequeñas incisiones y colocar encima unos piñones. Llevar al horno a 180 grados hasta que se doren y obtengan el color deseado. Dejar enfriar y servir.