El plato que mejoraría la economía de todos los países del mundo.
Mientras hay platos elegantes: banqueros con chaqueta y un solo discurso, existen los platos deudores: en mangas de camisa pero con todos los discursos y las letras al borde de los dientes. Este plato es de los segundos, es el plato de lo que se ahorra, de lo que se recicla y de lo que se recuerda; el plato que en sí no muestra toda la belleza porque está hecho de trajín, de revoltijo, de subsistencia. La ropavieja es un canto a la austeridad de sobrevivir y a no perder el sabor por el camino, es el plato a mano, hecho de restos, de no tirar nada, es el plato que mejoraría la economía de todos los países del mundo. Aprendan, genios de las finanzas, no se tira nada, nada ni nadie sobra nunca, todo acompaña bien si se sabe administrar.
Es un plato de aprovechamiento o, como también se dice, un “plato derivado” porque deriva de otro plato previo como puede ser el puchero, el cocido o, en nuestro caso, la berza malagueña. Es sorprendente saber que su origen se remonte a la gastronomía medieval sefardí. Hay multitud de variantes de este plato (el reciclaje y la supervivencia son así) y no pretendemos que la nuestra sea la verdadera, sino solo más bien una versión que sale muy rica, que lleva muy pocos ingredientes, se hace muy rápido y le encanta a todo el mundo. En cierto modo es un plato que surge de la pereza de hacer croquetas, y descartadas estas, utilizar toda la carne. Animaos todos aquellos que huís de la tarea impuesta de hacer croquetas tras el puchero.
Ingredientes
Para 4 personas
Para 4 personas
3 patatas grandes
300 gr. de tomate frito
Pollo y ternera sobrantes del puchero, del cocido o de la berza malagueña
Sal
Aceite de oliva virgen extra
1 · Pelar y partir 3 patatas en rodajas no muy gruesas, salar y freír por tandas en abundante aceite de oliva hasta que estén hechas (sin dorar en exceso). Reservar.
2 · Disponer en otra sartén un par de cucharadas de aceite de oliva y dorar la carne del puchero que previamente habremos deshebrado o desmenuzado con la ayuda de un tenedor o con las propias manos. Añadir las patatas y mezclar bien con la carne. Incorporar por último unos 300 gr. de tomate frito (ver consejos) e integrar bien con la mezcla de carne y patata.
Ajustad la cantidad de tomate frito a vuestro gusto, aunque la idea es que quede un conjunto integrado (ver foto), no una mezcla de patatas y carne flotando en salsa de tomate.